¿Existe la compra racional y lógica? Si existe, éste sería un buen momento para sacarla a pasear.

Por primera vez desde que España entró en el Euro, nos encontramos en una situación de inflación que ronda el 10%. También es cierto que al quitar el “tapón de precios” originado durante la pandemia una cierta inflación estaba justificada.

La inflación genera en los consumidores un efecto de lluvia final del que no nos damos cuenta. Nadie nos mete la mano en el bolsillo para robarnos, responde más a un efecto de erosión constante. Es por eso que le llaman el ladrón silencioso.

En Grupo Caher acompañamos a nuestros clientes fabricantes en cada uno de sus retos de marketing y ventas. Seguir y comprender el comportamiento de la audiencia es fundamental para aplicar las mejores técnicas y la inflación nos trae de nuevo cambios en los patrones de compra.

Se toman decisiones diferentes como respuesta a la nueva realidad. Además, las reacciones y los cambios llegan ahora más rápidamente, ya que los consumidores están más expuestos a las noticias y sus decisiones son inmediatas en cuanto el diagnóstico mental está hecho. Rápidamente el usuario se ve abrumado por toneladas de información nueva que trae un nuevo contexto, acelerado por la información visual de las fotos de estanterías vacías ayudan a imprimir velocidad a las decisiones. 

La inflación hace que automáticamente prestemos más atención al momento de la compra, aunque en muchos casos los impulsos y nuestras reacciones son contradictorios.

¿Comprar rápidamente o ahorar?

Ya sabemos qué lo ideal sería, analizar tus gastos, eliminar lo innecesario, aumentar el ahorro e invertir el dinero en fondos que batan la inflación.

Pero…

> Reducción de las compras innecesarias para aumentar ahorro:

La inseguridad que genera una situación económica inestable hace que contengamos ciertos gastos y renunciemos al concepto de “extra”-consumo como premio o capricho. Nos centramos en los productos que consideramos imprescindibles con la intención de aumentar nuestras reservas de dinero para prepararnos para un futuro incierto.

> Estamos más abiertos a cambios tanto de marcas como de Retailers

Donde compramos habitualmente (consumidores Switchers). Los consumidores comienzan a probar marcas alternativas que satisfagan igualmente sus necesidades. Solo los productos de lujo son resistentes a la inflación.

> Aumentamos la frecuencia de compra pero de menor importe.

Es una medida clara de auto-contención y de racionalización de la compra intentando que en la cesta no entre más que lo necesario.

> Los clientes se refugian de nuevo en las Marcas Blancas

Buscando el ahorro, alcanzando ya el 40% de share (*Kantar Worldpanel). Para los distribuidores se ha convertido en una forma clara de mantener un precio competitivo y para los consumidores se han afianzado en su mente como una solución a todas las dolencias. En muchos casos son los propios retailers los que impulsan sus marcas blancas como forma de compensar la subida de otros precios y marcar un precio de cesta de la compra más reducido.

> Las Marcas Eco

Que tanto han crecido durante la pandemia, pueden verse afectadas ya que tienen un precio superior a sus alternativas no ecológicas. Depende del grado de convencimiento del consumidor, pero si han entrado en su cesta como un gesto o como un lujo, pueden verse expulsadas temporalmente de la cesta de la compra.

> La fluctuación y movimiento permanente de los precios hacen que perdamos la perspectiva y la capacidad de comparar precios.

Esta situación provoca una cierta incredulidad sobre las campañas que nos impactan garantizando “precios bajos” ya que consideramos que no tenemos suficiente criterio para decidir sobre su veracidad y por tanto ponemos el mensaje en cuarentena. Es decir que, de forma general, nos volvemos más impermeables a las campañas dirigidas a ofertas de precios puntuales y miramos más la cesta en su globalidad.

> Se produce un aumento en el consumo inmediato al vivir en un periodo de alza de precios permanente.

Ante el riesgo de que los precios sigan subiendo, tendemos a almacenar en el momento actual antes de seguir perdiendo poder adquisitivo. Si no compro ahora, puede que mañana no pueda hacerlo, o tenga que pagar más por él.

Por eso ocurre que en cuanto llegan las expectativas de inflación, se produce un aumento en la demanda.

De momento, mientras analizamos evolución de la cesta de la compra, lanzamos encuestas y leemos proyecciones económicas, estemos cerca del consumidor leyendo sus movimientos, que en momentos de complejidad, siempre es un acierto.

Y por encima de todo, ¡que tranquilidad tener una agencia que te acompañe en cada uno de los revolcones, cambios de rumbo y vuelcos que da el mercado!

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