La tecnología ha estado mal contada y peor entendida.

Para los que no son “techies”, asistir a una ponencia para empresarios de algún fabricante de tecnología es en general un esfuerzo y responde bien a una penitencia o a una promesa.

Al principio Internet, trabajar en red, las herramientas colaborativas, las aplicaciones EPR’s y CRM’s, las soluciones de movilidad, servicios en la nube…pero ni siquiera el Storytelling, ni el Customer Buyer han conseguido sacarla del aburrimiento feroz.

Hay 3 puntos identificados que, sin pretenderlo, todas cumplen:

1

Deleitarse en los entramados de características y funcionalidades en un alarde de demostrar más capacidades que la competencia. Se pretende contar con tanta profundidad que se vuelve excesivamente técnico y enrevesado. Explicar cada botón, cada link y cada icono no es necesario.

2

Discursos que suenan todos iguales y difíciles de diferenciar entre fabricantes de forma que podría ser firmado por cualquiera de ellos. Cuando todo suena igual, la desconfianza y la dificultad para disociar y decidir tomar la delantera.

3

Ocultarse en grandes generalidades que suenan a discurso hueco y poco tangible. Toda ponencia que se precie ha de incorporar al menos estos términos: competitividad, productividad, reducción de costes, escalabilidad y seguridad.

Y en este movimiento pendular entre la generalidad del término productividad en un extremo y el detalle de cada botón y funcionalidad en el otro, las pymes no han tenido fácil extraer qué de todo eso hacía su negocio mejor.

A las pequeñas empresas siempre se les ha situado en un cruce entre “no entienden las ventajas de la digitalización” y  el “miedo al cambio”.

Es cierto que han evolucionado de forma importante, pero nunca al ritmo que imprimía el mercado. Ellas han sido las culpables de que los índices de adopción en España fueran tan lentos durante años, y sin embargo la pandemia nos ha traído la mejor campaña de marketing jamás realizada. Muchas han sido las empresas que por fin han entendido la relación práctica entre tecnología y negocio.

REFLEXIÓN PENDIENTE 

Todos los agentes del Sector IT deberíamos hacer una reflexión. 

Siempre ha consistido en lo mismo y lo hemos tenido delante: en cómo estimular a las empresas en el uso de tecnología. Aleccionar sobre características y funcionalidades no debería formar parte de la preventa y debería llegar más tarde. 

Es cierto que muchas pymes no cuentan con expertos ni con recursos ó habilidades técnicas necesarias, aunque cada vez menos. Pero también que los fabricantes, o partners tecnológicos, no han sabido hacerla interesante y convertirla en un gran compañero de viaje. 

 CAMBIAR EL DISCURSO 

Si pretendemos cambiar la visión de la tecnología y que las empresas pasen a considerarla un generador de valor, es necesario en primer lugar conseguir que se entiendan las mejoras que implican para su negocio y cuáles son los escenarios de uso.  

Para confiar en las tecnologías hace falta entenderlas. Hablemos de cómo las soluciones tecnológicas apoyan al negocio y le ayudan a hacerse más fuerte. Forcemos el lenguaje para transformarlo en un discurso de valor que aporte argumentos de peso a los empresarios. 

En parte esta falta de conexión es la que ha provocado que la adopción haya sido especialmente lenta en colectivos empresariales.  

Pero quedan todavía muchas etapas que cubrir y ésta sigue siendo nuestra asignatura pendiente. 

Apartemos las presentaciones que nos llegan de corporación y trabajemos localmente la forma de contarlo para hacerlo creíble, confiable y apasionante.   

 ESTAMOS A TIEMPO 

Históricamente ha sido un mal endémico del sector y es un ejemplo claro de que la forma de comunicar y de interactuar importa.   

Como sugerencia, estos deberían ser los tres factores sobre los que hay que trabajar: en primer lugar comprender y convencer, en segundo ayudar a implementar y el tercero, hacerlo asequible. 

Está claro que tecnología y pymes tenían que encontrarse. Pero el camino se puede hacer más fácil, más entretenido y más apasionante. Y por supuesto, con mejores resultados. 

Un gran reto pero estamos a tiempo porque es largo el camino.  

Los fabricantes también necesitan una transformación. Y si se necesita una agencia que les ayude a hacerlo, aquí estamos. 

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